Columna de la Santísima Trinidad de Olomouc
Hacer un monumento que con su tamaño, riqueza y belleza es obra que no tiene comparación. Esa fue la idea de los burgueses de Olomouc gracias a la que se originó la Columna de la Santísima Trinidad en Olomouc. La columna, que por su valor histórico y artístico fue inscrita en la lista de la UNESCO, pertenece a las esculturas barrocas más grandes de Europa Central.

Su altura y monumentalidad le asombrará a primera vista. Es además tan extensa que en su interior esconde una pequeña capilla.

Cuando la fuerza del arte es más fuerte que las balas de cañón

La historia de la columna de Olomouc es muy turbia. El motivo para su construcción fue una de las pestes más crueles que afectó Moravia a principios del s. XVIII. La ciudad ya tuvo una columna, pero no les parecía suficientemente ostentosa a los ciudadanos. Después de construir la Columna de la Santísima Trinidad, los ciudadanos se sintieron enormemente orgullosos y ya en aquel entonces supieron de su valor artístico y singularidad. Su amor hacia esta obra fue además tan grande que durante la invasión de Prusia rogaron al general que el ejército no disparase a ella. El ilustrado general cumplió con su deseo, así que hoy en día se podrá deleitar con la original belleza de este lugar.

La galería barroca bajo el cielo abierto

La Columna de la Santísima Trinidad de Olomouc está creada a raíz del simbolismo de la jerarquía celeste. En las tres planta podrá ver las estatuas de los santos, relieves de los apóstoles y la personificación de las Virtudes. Sobre ella verá el grupo de esculturas de la Asunción de la Virgen María, dominando la cumbre la Santísima Trinidad. El hecho de que la emperatriz María Teresa asistió a la consagración demuestra la importancia de esta columna.

Vale con sentarse un momento...

Para que sienta el verdadero ambiente de Olomouc, vale con sentarse un momento a los pies de la Columna de la Santísima Trinidad y observar lo que sucede en los alrededores. Los ostentosos palacios municipales, agradables cafés y omnipresentes estudiantes de las universidades locales son el mejor fondo de esta monumental y a la vez armónica obra del arte barroco.