El amuleto de lord Byron, el devocionario de María Antonieta, el escritorio de Alexander Dumas o un cigarrillo no terminado del emperador Napoleon III, los podrá ver en la extensa colección de curiosidades que en su palacio clasicista reunió el canciller austriaco, el príncipe Klemens von Metternich. A pesar de que en Chequia era un hombre poco querido y temido que vivió la mayoría de su vida en Viena, amaba su residencia de verano en la zona balnearia de Bohemia Occidental. Para la reforma de su sede pidió un enorme préstamo al banquero Rothschild, pero en vez de pagárselo les otorgó títulos nobiliarios a los hijos de éste. Visite el lugar donde solía ir Goethe o los zares rusos.