Tomáš Baťa: zapatero, empresario y visionario
¡Mira tus zapatos!, y si encuentras allí la marca Baťa (en España „Bata”), eres el propietario de aquel producto cuya historia llega hasta el Imperio Austro-Húngaro del final del siglo XIX cuando un joven zapatero junto con sus hermanos fundó una fábrica de zapatos que iba despegándose durante cuatro décadas para extenderse a los cuatro continentes. Gracias a ello te puedes comprar hoy los zapatos de Baťa en decenas de ciudades por todo el mundo. ¿Te parece inspirador ? Pues sigue leyendo ya que aún no lo sabes todo sobre él.

Los zapatos de Baťa

El joven zapatero Tomáš Baťa era un poco rebelde. Provenía de la familia que se dedicaba a zapatería desde hace siglos. Sin embargo, esto le parecía poco a Baťa así que a sus 14 años empezó a trabajar para una empresa que utilizaba la maquinaria de calzado. El conflicto entre la familia de Baťa que no estaba de acuerdo con su empleo por una parte y el miedo a la competición del propietario de la empresa por otra parte, pronto acabaron con el contrato laboral del joven. Tampoco eso lo paró en su camino y muy pronto fundó con la ayuda de sus hermanos su propia empresa de calzado. La primera crisis económica la superó Tomáš Baťa gracias a los zapatos llamados „baťovky” que se hicieron en vez de cuero del producto mucho más barato que era el lienzo. 


La estancia de Tomáš Baťa en América impulsó nuevas ideas para su negocio. Para eso necesitaba cada vez más trabajadores que no tenían lugar donde vivir en la pequeña ciudad de Moravia. La resolución según Tomáš Baťa: construcción de los bloques de casas en la cercanía a la fábrica que impulsó el cambio en la infraestructura de la ciudad de Zlín. Así empezaron crecer edificios al estilo funcionalista y Zlín vivía su auge convirtiéndose poco a poco en una ciudad industrial entre los jardines. El funcionalismo de Zlín fascinó también al mundialmente conocido arquitecto Le Corbusier que declaró Zlín „un lugar ardiente del Mundo Nuevo”. 

Volviéndonos a Baťa. Baťa era muy progresista en el tema de la gestión de empresas. Los trabajadores de la fábrica tenían beneficios que estaban sujetos a las altas exigencias del empresario pero también las penalizaciones en forma del descuentos en el sueldo por el trabajo inadecuado. Los empleados tenías derecho de la continua educación en el ámbito de zapatería ya que a menudo se iban a trabajar también a las sucursales extranjeras. El lema más conocido de Baťa : „No me digas, que no se puede; dime, que no sabes hacerlo”, se conocía muy bien entre sus trabajadores.  El museo de calzado en Zlín presenta una amplia exposición sobre los modelos de trabajo de Baťa y la historia de zapatería.

La huella de Baťa en Moravia y en el mundo

Baťa pensó también en otros aspectos importantes del negocio. Muy característica resulta ser su percepción de precio; aprovechando la ilusión visual que se basa en que el precio escrito en los „999” es para el cliente más aceptable que el precio en número „1000”. Este „efecto” lo utiliza todo el mundo comercial hasta hoy.

Tomáš Baťa tampoco infravaloraba la publicidad. Con el fin de llevar la publicidad de calzado a la clientela más amplia posible construyó los estudios de cine en Zlín que a aparte de la publicidad también proyectaban las  películas de largometraje. Gracias a los estudios la ciudad de  Zlín organiza el festival de cine para niños y jóvenes anualmente.

Baťa en su trayectoria emprendedora también buscaba formas para agilizar el traslado del material para sus fábricas. La vía acuática por el río Morava le resultaba interesante. La idea de construir un canal la interrumpió su trágica muerte en un accidente de avión en 1932. Este atrevido plan llevó a cabo su hermanastro Jan Antonín Baťa. Actualmente el Canal de Baťa (Baťův kanál)  no sirve para el transporte mercantil. Es un destino turístico en cuya orilla hay una hermosa cicloruta.

El símbolo del imperio de Baťa es el rascacielos en Zlín, llamado Zlín 21por el número de plantas del edificio construido según los modelos de los rascacielos americanos. El edificio  lo construyó Jan Antonín Baťa. En su época era el segundo edificio más alto de Europa. 

Monumento de Tomáš Baťa  

Tomáš Baťa falleció en un accidente aéreo en el año 1932. Sin embargo, en sus 56 años de vida logró construir un imperio de producción de calzado gracias al cual hoy día el logotipo rojo de Baťa alumbra en miles de tiendas en decenas de ciudades en todo el mundo. En su homenaje fue construido en 1933 el monumento, en el estilo del funcionalismo de Zlín. Su autor fue el eminente arquitecto de Zlín, F. L. Gahura. En los últimos años, el edificio pasó por una renovación muy complicada y hoy día nuevamente sirve a su propósito original, para conmemorar la vida y la obra del industrial checoslovaco. La obra dominante del interior del edificio es la maqueta del avión Junkers F13 en el que Tomáš Baťa falleció en 1932.