«Hoy fantasía, mañana realidad», decía el zapatero J. A. Baťa en la época del auge de su empresa. Conforme ello, mandó construir la ciudad de Zlín, la única ciudad «americana» en la Checoslovaquia de la primera república.
Juntó la arquitectura funcionalista y la maquinaria más moderna con nuevos métodos de dirección de empresa. Y porque seguía el eslogan americano que el tiempo es oro, se hizo el despacho en el ascensor del edificio de la dirección para que pudiese llevar la empresa de la manera más eficaz posible. El rascacielos llamado «Veintiuno» fue en la época de su origen el segundo edificio más alto de Europa. El equipamiento del despacho de Baťa ha sido reconstruido cuidadosamente hace poco, así que podrá ver unos cuantos detalles de aquel entonces, incluido el lavabo y aire acondicionado. En la planta superior «21» se encuentra una terraza que se puede visitar durante todo el año y que ofrece unas impresionantes vistas panorámicas a la colonia de las casas de Baťa.