El paisaje idílico de relieve ondulado va copiando el río vital de Ohře, el cual, igual a una serpiente mitológica, va deslizándose a través de la cuenca amplia de una ciudad real a otra, colinas boscosas con ruinas de castillos majestuosos en sus cimas, campos extensos y pequeños acariciados por el sol y el viento, el agua agitada de la inmensa represa de agua Nechranická vodní nádrž.
Tierra marcada por las huellas de comerciantes antiguos y batallas de los legendarios Liutiches. Tierra de los menhires misteriosos. Entrégate al río Ohře que será tu mejor guía y te mostrará su reino. Visitarás la ciudad Klášterec nad Ohří con el palacio romántico neogótico repleto de porcelana preciosa, después te recibirá la ciudad medieval de Kadañ, donde podrás ver la callejuela más estrecha del país, así como murallas y fosos y el malecón juguetón dedicado al cuento checo Maxipes Fík. El río Ohře te llevará a la ciudad histórica de Žatec, donde radica el museo de lúpulo más grande del mundo: el singular Templo del Lúpulo y la Cerveza, donde podrás escuchar el sonido del reloj de la cerveza y montar un ascensor mágico que se convierte en la cesta del balón que vuela alto, arriba de la ciudad. Llegarás a la ciudad Louny, una perla lunar en el río Ohře con sus tejados fascinantes de la catedral gótica de San Nicolás y la majestuosa Puerta de Žatec (Žatecká brána) que porta la herradura de las murallas de la ciudad. Saliendo desde el cajón del río en cualquier dirección podrás ver cosas admirables: el parque de palacio más grande en nuestro país, es aquel que rodea el palacio Krásný Dvůr, un terrible dragón durmiente en Březno, en un estrato de mina, los palacios espléndidos Stekník, Líčkov o Nový Hrad, y finalmente la energía misteriosa y mágica de la catedral gótica en Panenský Týnec que jamás se terminó de construir. La mayoría de toda esa belleza está interconectada por la ciclo-senda Ohře, magnífica para pasear en bici.