La estatua de cera, a la que se atribuyen poderes milagrosos, proviene de España. La leyenda cuenta que la mandó hacer un monje al que se le apareció Jesús con esta imagen. A Praga llegó el Niño Jesús gracias a la duquesa española María Manrique de Lara que se casó con un noble checo. Cuando su hija se quedó viuda, le regaló la valiosa estatua al Monasterio de los Carmelitas Descalzos de la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria.
Una pequeña estatua de gran importancia
En cuanto veas la estatua del Niño Jesús tal vez te sorprenda su tamaño. De altura mide apenas 45 centímetros, pero su importancia espiritual supera notablemente las fronteras de Chequia. Lo veneran más en los países del sur de Europa y América Latina, pero también en Filipinas, a cuya unificación la estatua contribuyó hace cuatrocientos años. La réplica regalada del Niño Jesús ayudó a los misioneros locales a formar un ídolo común y lograr así la meta deseada.
¿Cuál te gusta más?
El traje blanco durante la Semana Santa, el morado durante el Adviento o el rojo durante el domingo de Pascua. Estos son algunos de los sesenta trajes que puede ver en el Niño Jesús. El traje más bonito está adornado con perlas, oro y diamantes, otros provienen de la China o Vietnam. En el pequeño museo puedes ver el traje que bordó a mano personalmente la emperatriz María Teresa. Una de las tres coronas fue regalada al Niño Jesús por el papa Benedicto XVI.
Cientos de años de fe y esperanza
Cuando estés perdido por los callejones curvados de Malá Strana, haz un tiempito y ven a venerar la estatua, cuyo encanto y la fe que lleva en sí cientos de años, la gente adora a través de los continentes. Ya sean las leyendas sobre el lugar de peregrinaje más importante de Praga verdaderas o no, la visita de la Iglesia y el Niño Jesús, admirado por todo el mundo, te llenará de paz interior y un sentimiento de que todo será como tiene que ser.
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Karmelitská 9
118 00 Praha 1