Ya en los tiempos del emperador Carlos IV se sabía que en el Paraíso Checo abundaban piedras preciosas naturales. Sin embargo, su mayor desarrollo llegó en el siglo XVIII. Una de las leyendas cuenta, incluso que la elaboración de la composición de vidrio de los cristaleros venecianos, celosamente guardada en secreto, empezó en Turnov. Fue este estilo de quema de vidrio el que se convirtió, posteriormente en la base de la famosa bisutería de Jablonec.
Llévese la piedra del amor del Paraíso Checo
Una de las joyas más valiosas que se puede llevar del Paraíso Checo son aquellas fabricadas de granates de Bohemia, de color rojo oscuro. Esta piedra del amor se considera un símbolo mineralógico del reino checo y no se encuentra en ningún otro lugar del mundo. Es tan valiosa que incluso la reina británica Isabel II recibió un juego de joyas de granates de Bohemia, como regalo del Estado, durante su visita a la República Checa. Puede ver algunos ejemplares hermosísimos, por ejemplo, en el Museo del Paraíso Checo en Turnov, donde le esperan exposiciones llenas de brillo y elegancia de los talleres de joyería locales.
¡Venga a probar suerte!
Si quiere probar suerte, diríjase a Kozákov, la montaña más alta del Paraíso Checo. Desde la Prehistoria, este cerro de basalto ha sido visitado como yacimiento de metales preciosos con los que los cazadores prehistóricos hacían instrumentos sencillos. El yacimiento local de preciosas ágatas, amatistas y otras piedras semipreciosas sirvió incluso para decoraciones de templos cristianos.