Aunque parezca imposible, a solo unos pasos del monumento más visitado de la República Checa se halla un lugar que los turistas casi no han descubierto. ¿Por qué? Seguramente sea porque las cosas más cercanas son las cosas más fáciles de pasar por alto. A solo un par de minutos a pie desde el Castillo de Praga hay un barrio llamado Nuevo Mundo (Nový Svět). Lo compone un laberinto de callejuelas y pequeñas viviendas de la Edad Media. Un poco gracias a su apartada posición, Nuevo Mundo ha logrado conservar su carácter desde hace varios siglos.
Muchas de las casitas todavía conservan su nombre original, que normalmente tiene que ver con el oro. “U Zlaté hrušky” (donde la pera de oro), “U Zlatého hroznu” (donde el racimo de oro), “stromu” (árbol...), “keře” (arbusto…) o “čápa” (cigüeña…). Podría parecer que, en el siglo XVI, este lugar era el hogar de joyeros o ricos. Pero aquí las apariencias también engañan. Nuevo Mundo, en su época, era la parte exterior a las murallas del Castillo de Praga, es decir, donde vivían los más pobres.
Los pequeños caserones, que antaño eran considerados como la señal de la pobreza, hoy tienen un encanto totalmente diferente. El encanto que encontrarás en el Callejón de Oro (Zlatá Ulička) o precisamente en Nuevo Mundo. Gracias a la preservación de los edificios, te podrás imaginar fácilmente cómo era la vida de los que secaban la ropa entre esas torcidas paredes y casi siempre pasaban su tiempo libre en los pequeños patios. Al final de la calle Černínská ulice se encuentra la casa “U raka” (donde el cangrejo), que es el único edificio de madera que se sigue conservando en Praga, aunque, hoy en día, transformado en un hotel de lujo.
Los pequeños caserones, que antaño eran considerados como la señal de la pobreza, hoy tienen un encanto totalmente diferente. El encanto que encontrarás en el Callejón de Oro (Zlatá Ulička) o precisamente en Nuevo Mundo. Gracias a la preservación de los edificios, te podrás imaginar fácilmente cómo era la vida de los que secaban la ropa entre esas torcidas paredes y casi siempre pasaban su tiempo libre en los pequeños patios. Al final de la calle Černínská ulice se encuentra la casa “U raka” (donde el cangrejo), que es el único edificio de madera que se sigue conservando en Praga, aunque, hoy en día, transformado en un hotel de lujo.