En medio del área natural protegida de Křivoklát se sitúa un castillo que ha atraído a un gran número de monarcas checos, debido a su excelente localización: en el interior de amplios bosques con gran variedad y abundante fauna cinegética. La residencia real fue edificada en el siglo XIII, como punto estratégico de la estirpe gobernante de los Premislitas. Hasta el día de hoy, los vestigios de los reyes checos y el esplendor de su estilo de vida son reconocibles a cualquier paso que dé. Las salas del castillo han vivido muchas alegrías y numerosos festines, pero también han sigo testigo de serias conversaciones políticas y negociaciones diplomáticas decisivas.
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