El encaje va camino de la UNESCO: ¿dónde están los más bonitos?
El arte del encaje tiene una larga tradición en la República Checa. Vamberk es uno de los centros donde esta artesanía tuvo éxito, pero hay muchos otros lugares por todo el país.
El general imperial Kašpar de Gramb vivió en Vamberk, en la región de Hradec Králové, en Bohemia oriental a mediados del siglo XVII. Su esposa Magdalena llegó de Flandes (Bélgica) e introdujo el encaje de bolillos entre las mujeres de la región. Miles de mujeres locales aprendieron poco a poco a fabricarlo, y hoy en día hay una escuela profesional de encaje en la ciudad. Visite el Museo del Encaje, donde podrá ver algunos patrones tradicionales, así como un moderno estilo de encaje que representó a Checoslovaquia en la EXPO de Bruselas de 1958 y en la EXPO de Montreal de 1967. Los checos aspiran a que su encaje de bolillos se inscriba en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO.
 
Otro lugar conocido por el encaje es Letovice, en Moravia del Sur, donde se abrió la primera fábrica de Europa en 1834. En Letovice funciona hasta hoy Tylex; la fábrica Topak está en la cercana Drnovice. Los habitantes de Prachatice, en Bohemia del Sur, también se han enamorado de esta frágil belleza; allí hay un museo del encaje. Sedlice u Blatné, también en la región de Bohemia del Sur, es famosa por su centenaria tradición de encaje de bolillos. Ya en el siglo XV se fabricaban allí encajes. El primer sábado de agosto se celebra allí la tradicional Fiesta del Encaje.

El encaje de bolillos también se hacía en Moravia, donde utilizaban patrones diferentes a los de Bohemia. Puede conocer el encaje típico de esta parte de la República Checa en el Museo Zubří de Valaquia. Podrá admirar las habilidades de las encajeras de bolillos en el cercano Museo al Aire Libre de Valaquia en Rožnov pod Radhoštěm.
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