El charlatán es un drama biográfico de la destacada directora polaca Agnizska Holland del que se ha hablado mucho en la República Checa. Esta historia de un controvertido curandero ha sido elegida entre las quince mejores películas internacionales de la Academia Cinematográfica del Arte y las Ciencias para la próxima edición de los premios Óscar.
En este largometraje inspirado en la vida del curandero Jan Mikolášek, el papel protagonista ha sido interpretado por el reconocido actor checo Ivan Trojan, pero también interviene su hijo Josef, una promesa del cine checo contemporáneo.
Al curandero Mikolášek acudieron, durante varias décadas, miles de personas de distintos estratos sociales, incluidos importantes personajes del ámbito cultural y político. Mikolášek era un hombre sin cualificación médica pero con un talento excepcional para diagnosticar y curar con hierbas medicinales algunas dolencias que resultaban un misterio para los profesionales.
Según la crítica de cine checa, Mirka Spáčilová, el punto más interesante de la película es aquel que muestra el trabajo del charlatán. Largas colas de pacientes esperan con inquietud en la sala de su “centro de salud”. Cada uno sujeta una muestra de orina en la mano, sin quitar ojo al curandero esperan que él, con solo mirarles, pronuncie un veredicto y establezca la terapia oportuna. En la película hay momentos de todo tipo, divertidos, trágicos y curiosos.
El filme no llega a dar respuestas claras. Al contrario, se va hundiendo cada vez más en los lodos de la historia bélica y comunista, y surgen nuevas preguntas. El final depende del espectador, en función de la postura que tome hacia Mikolášek y su prodigioso talento.
Se rodó en la República Checa. Algunas localizaciones se hicieron en la ciudad de Sušice, en Bohemia del Oeste, pero también hubo en los alrededores del pequeño pueblo Hartmanice, en Jaroměř, al norte del país y cerca de la frontera con Polonia, y, por supuesto, en Praga.
Al curandero Mikolášek acudieron, durante varias décadas, miles de personas de distintos estratos sociales, incluidos importantes personajes del ámbito cultural y político. Mikolášek era un hombre sin cualificación médica pero con un talento excepcional para diagnosticar y curar con hierbas medicinales algunas dolencias que resultaban un misterio para los profesionales.
Ayudó a Bormann y a Zápotocký
Este curandero lleno de controversias no se puede considerar un ángel o una persona altruista. Durante su actividad estuvo tratando a personajes como, por ejemplo, el fascista Bormann (nota: Martin Bormann fue un oficial de la Alemania nazi y secretario privado de Hitler) o al líder comunista Zápotocký (nota: Antonín Zápotocký fue el Primer ministro de Checoslovaquia y presidente del país). Él mismo tuvo que luchar con sus propios demonios. Tuvo que enfrentarse con el paso del tiempo a nuevos poderes y a la arbitrariedad política. Al principio se trató de los fascistas, más tarde, en los años 50, de los comunistas.Según la crítica de cine checa, Mirka Spáčilová, el punto más interesante de la película es aquel que muestra el trabajo del charlatán. Largas colas de pacientes esperan con inquietud en la sala de su “centro de salud”. Cada uno sujeta una muestra de orina en la mano, sin quitar ojo al curandero esperan que él, con solo mirarles, pronuncie un veredicto y establezca la terapia oportuna. En la película hay momentos de todo tipo, divertidos, trágicos y curiosos.
El filme no llega a dar respuestas claras. Al contrario, se va hundiendo cada vez más en los lodos de la historia bélica y comunista, y surgen nuevas preguntas. El final depende del espectador, en función de la postura que tome hacia Mikolášek y su prodigioso talento.
Se rodó en la República Checa. Algunas localizaciones se hicieron en la ciudad de Sušice, en Bohemia del Oeste, pero también hubo en los alrededores del pequeño pueblo Hartmanice, en Jaroměř, al norte del país y cerca de la frontera con Polonia, y, por supuesto, en Praga.