Los obispos y arzobispos de Breslavia transformaron de forma escalonada el castillo medieval en un monumental castillo de estilo barroco y lo emplearon como residencia de verano. En honor de su patrón, Juan el Bautista, lo renombraron como Jánský Vrch.
¿Por qué hay que visitarlo?
El castillo, situado en la rocosa colina que se alza sobre la ciudad, cerca de la frontera con Polonia, fue un centro de sabiduría y cultura en el extremo más septentrional de Silesia durante muchos años. Además, destaca por sus extraordinarias peculiaridades tecnológicas: a finales del siglo XVIII y principios del XIX, ya contaba con una instalación para el agua y, entre 1906 y 1932, se utilizaron lámparas y candelabros de gas en los interiores y en el patio principal.