Se trata de un gran castillo gótico que perteneció a la familia Rosenberg (Rožmberk f.). El castillo resultó dañado por los husitas y por el incendio de 1467 y fue restaurado en la primera mitad del siglo XVI, para sufrir de nuevo daños importantes por una explosión de pólvora en 1573 y por el terremoto de 1605. Tras su restauración, cayó inmediatamente en manos del general Buquoy en 1619. Las obras de restauración se realizaron en estilo barroco y ampliaron la extensión del castillo. Actualmente, cuenta con un sistema de fortificaciones en buen estado de conservación junto con un ancho foso redondo.