La salud heredada de nuestros antepasados
El trigo sarraceno o alforfón se cultivaba en tierras checas desde el siglo XII como el pienso para los animales. En siglo XV empezó a aparecer también en la cocina checa. Molido se añadía al pan, se utilizaba para preparar el roux de sopas. Muy populares eran las papillas saladas y dulces de alforfón. No obstante, en el siglo pasado este tipo de semilla desapareció de la gastronomía checa a pesar de ser un alimento extremadamente sano por su alto contenido de rutina que tiene efectos muy positivos de nuestros vasos sanguíneos. Y eso es, sin embargo, una gran pérdida. El trigo sarraceno, a parte de sus beneficios a nuestra dieta sana, es una planta libre de gluten, así pues apta para los celíacos. En la gastronomía checa aparece en muchas recetas sobre todo de la parte de Moravia. Si tienes curiosidad por degustarla, prueba la especialidad regional llamada valašský kontrabáš – el relleno de Valaquia. Una receta rápida y simple hecha de los ingredientes más normales y corrientes que gusta mucho.

Valašský kontrabáš – El relleno de Valaquia 

Preparación: 15 minutos
Cocción: 90 minutos
Número de raciones: 4

Ingredientes: 

6 patatas grandes
300 g trigo de sarraceno
4 huevos
100 ml nata para cocinar 
Manteca 
Sal
Pimienta
Mejorana
Perejil fresco
Bacon en trocitos y queso de oveja fresco rallado para espolvorear 
Nota: En Chequia se usa el queso brynza que en España se puede encontrar en las pequeñas tiendas con alimentos rumanos.

Elaboración: 
Cocinamos patatas con su piel en agua salada. Cuando están hechas, las pelamos y cortamos en pequeños dados. Lavamos el trigo de sarraceno y echamos al agua salada hervida. Hervimos unos 2 minutos, quitamos del fuego, tapamo y dejamos reposar media hora. Luego escurrimos y mezclamos con patatas. Añadimos sal y pimienta según gusto y echamos la nata con el resto de hierbas (la mejorana y el perejil fresco picado). El relleno lo echamos en una fuente que hemos embadurnado previamente con manteca. Horneamos a 250 grados unos 15 minutos. Tostamos bacon y espolvoreamos con él y con queso de ojeja (o brynza) cada porción del relleno.