El pintor checo Alfons Mucha (1860–1939) ganó fama internacional gracias a su original producción decorativa de estilo Art Nouveau del París de fin del siglo XIX y principio del siglo XX. No obstante, el artista también puso su corazón en otro lugar: un ciclo de veinte telas monumentales inspiradas por la Mitología Eslava y por la Historia de la Nación Checa. Mucha trabajó casi veinte años sobre esta Epopeya Eslava y la presentó al público en el otoño de 1928 durante las celebraciones del décimo aniversario de Checoslovaquia, en el vestíbulo del entonces recién construido Palacio de las Ferias.