Chequia no sólo conquista a los viajeros con su historia, sus paisajes, su arquitectura o sus gentes sino también a través de sus tradiciones y gastronomía.
El vino bajo ningún concepto está en sombra de la cerveza checa. También tiene mucho que decir, ya que existen varias zonas vitivinícolas en nuestro país. En Bohemia las más conocidas son las de Mělník, Litoměřice y Karlštejn, pero la región vitivinícola más importante y conocida es Moravia del Sur. Es una región donde el paisaje se cubre de cepas, viñedos y castillos, y donde se elaboran los grandes vinos del país. Blancos y tintos en poblaciones como Valtice, Znojmo o Lednice, donde crecen variedades autóctonas como Pálava o Cabernet Moravia.
Experiencia 1.
Visitar el Salón Nacional de Vinos ubicado en las bodegas históricas del palacio de Valtice. En esta muestra se dan cita los mejores vinos checos, previamente elegidos a través de un concurso donde participan productores de todo el país. El Salón ofrece catas comentadas y degustaciones individuales, además de vender los vinos expuestos en el evento.
Experiencia 2.
Visitar el viñedo de Šobes. Es uno de los más antiguos del país y está situado en una ubicación privilegiada (en una soleada ladera sur), lo que le ha permitido estar entre las diez mejores zonas vinícolas de Europa. En verano es posible acceder a esta zona a través de una ruta ciclista señalizada para terminar degustando el excelente vino blanco del lugar.
Experiencia 3.
Disfrutar de las fiestas de la vendimia en las regiones vitivinícolas de Pálava, Znojmo, Mikulov o Karlštejn. También se celebran las fiestas de la vendimia en Praga.
